
.
.
. en Cuevana3. La película comienza con Rodrigo de pie solemnemente ante un altar dedicado a su amada Margarita. Lleno de una mezcla de esperanza y tristeza, declara solemnemente que este será su último intento de volver a conectarse con ella. Impulsado por la desesperación y el anhelo, se acerca a un altavoz y lo enciende, pero solo emite ruido estático, una indicación sutil de que algo anda mal, aunque Rodrigo sigue sin darse cuenta del peligro que se avecina. Acunando un vestido que una vez perteneció a Margaret, Rodrigo comienza a bailar lentamente, como si la tuviera en sus brazos. El vacío de la habitación pesa mucho sobre él, y las lágrimas comienzan a correr por su rostro. De repente, en un momento impactante y surrealista, siente su presencia a su lado: ella está allí, pero silenciosa e insensible, creando una atmósfera inquietante y espeluznante.